Es peruanismo recogido en el diccionario académico desde el 2001, y su aparición se sitúa en la primera mitad del siglo XX. Mirko Lauer (2006) lo incluye en su glosario de la cultura política peruana.
Por Carlos Arrizabalaga. 28 junio, 2021. Publicado en CorreoEs peruanismo recogido en el diccionario académico desde el 2001, y su aparición se sitúa en la primera mitad del siglo XX. Mirko Lauer (2006) lo incluye en su glosario de la cultura política peruana como una de las jergas de “este olimpo de la lengua cutra”, junto con “monra”, “anticucho” y otras muchas. Trafa es engaño, trampa, fraude, estafa.
Lo recoge José Bonilla (1956) como jerga del hampa, pero también lo registran Lauro Pino (1968) y Edmundo Bendezú (1977), como vocablo ya extendido en el habla popular peruana. También recogen el derivado “trafero” (el que hace trafas) y “trafeliado” (el perjudicado), aunque en el uso actual de estos términos parece desistir porque se le dice igual trafa al engaño como al que lo realiza: “son unos trafas”.
Lo utiliza Bryce Echenique (1970) en la voz de estudiantes universitarios que se alistan a convertirse en ministros o en vividores acomodados: “mejor, hacemos una trafa y nos pasamos a San Marcos”. Luis Peirano y Abelardo Sánchez León pontificaban que en el barrio y en el trabajo “el criollo bacán es bueno para la trafa”. Gálvez Ronceros (2003), por su parte, califica de trafero a un profesor de Matemáticas que menos mal “dicta solo en dos aulas”. Se aplica demasiado a menudo a los abogados, igual que a los fraudes en los concursos públicos y a toda suerte de amaños electorales.
Martha Hildebrandt (2011) cree que trafa puede explicarse por una compleja alteración fonética del lusismo “trapacería” (de “trapa”, o sea, trampa en portugués), voz bastante extendida en el castellano general, por cruce “traficar”, a través de “trafasia” “trafacista” y “trafasero”, jergas que registra también Pino (1968). Es posible, además, que todas tengan un origen en la importante migración italiana que vino al Perú, ya que dos diccionarios del italiano de fines del siglo XIX registraban un antiguo verbo “trafare” con el significado de traficar o comerciar.
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